Ya está disponible en nuestra web el nuevo número de Teaching in Focus sobre la importancia del feedback que recibe el profesorado de su trabajo.
La mayoría de profesores de los países participantes en TALIS reciben feedback en su trabajo
En el conjunto de países y economías que participan en el estudio de la OCDE “Teaching and Learning International Survey” (TALIS), la mayoría de profesores (88%) dicen estar recibiendo feedback sobre diferentes aspectos de su trabajo en su centro educativo. Como muestra la Figura 1, las fuentes más comunes de retroalimentación son los directores (54%), otros miembros del equipo directivo (49%) y profesores (42%); el 56% de profesorado dice recibir feedback de múltiples fuentes, destacando una o dos fuentes de las anteriormente enumeradas, y un 31% de estas tres o más fuentes.
Esta retroalimentación puede estar basada en diferentes métodos, como la observación en el aula, encuestas al alumnado, evaluación del conocimiento de los docentes, rendimiento de los alumnos, autoevaluación o diálogo con los padres. Así, más de dos tercios del profesorado (79%) dicen obtenerla de la observación del aula, mientras que el resto de métodos se indican por un 53% del profesorado. Estos datos se muestran de forma muy diferente entre los países participantes; por ejemplo, mientras la observación del aula es destacada por el 95% de los docentes en Malasia, Polonia, Rumania, Singapur, Abu Dhabi (Emiratos Árabes Unidos) e Inglaterra (Reino Unido), menos del 50% de los docentes señalan tal importancia en Finlandia, Islandia, Italia y España.
El feedback al profesorado puede impulsar su desarrollo laboral
El feedback puede estimular a los profesores en términos de actitudes y sentimientos sobre su trabajo, práctica pedagógica y desarrollo profesional. Como muestra la Figura 2, los cambios más positivos después de la retroalimentación según los informes se producen en su práctica y desarrollo personal, en lugar de impulsar la promoción profesional.
Por ejemplo, casi tres cuartas partes de los docentes de los países participantes en TALIS indican un aumento moderado o grande en su confianza como profesor tras recibir feedback sobre su trabajo. Por otra parte, más de la mitad de los profesores señalan que ésta dio lugar a cambios positivos en sus prácticas de enseñanza (62%) y un 59% de los docentes que condujo a cambios positivos moderados o grandes en el uso de instrumentos de evaluación para mejorar el aprendizaje del estudiante. Sin embargo, como muestra la gráfica, solo un tercio de dicho profesorado dice que el feedback recibido está vinculado con la probabilidad de promoción profesional, mientras que uno de cada cuatro informan de impacto en el salario.
Pero muchos sistemas de feedback son vistos como poco desarrollados o sin sentido.
A pesar de las características de esta retroalimentación, como la búsqueda de la mejora de la práctica docente así como otros aspectos de sus funciones, alrededor de la mitad del profesorado participante en TALIS subraya que en sus centros estos procesos pierden significatividad, quedando relegados al simple cumplimiento de trámites administrativos (ver Figura 3). Además, menos del 40% informan de que los docentes con mejores resultados en sus centros reciben mayor reconocimiento (por ejemplo recompensas, formación o responsabilidades adicionales) o que un profesor haya sido sancionado por bajo rendimiento (31%).
En resumen…
Un feedback justo y efectivo desde múltiples fuentes es esencial para el desarrollo profesional de los docentes. Uno de los aspectos que puede aportar más beneficio, tanto al docente individual como al centro educativo, es el desarrollo de sistemas de feedback entre compañeros, a través de un trabajo cooperativo donde los compañeros puedan compartir conocimientos sobre diferentes aspectos de la enseñanza (por ejemplo, la planificación de clases, prácticas en el aula).
Estos sistemas, además de fortalecer la colaboración entre los profesores, aumenta la satisfacción de los mismos con su práctica. Pero a pesar de estos efectos positivos, muchos docentes ven dichos sistemas en sus escuelas como parte de las tareas administrativas, desconectadas del desarrollo profesional. Así, desde TALIS se destaca la necesidad de sistemas de feedback integrales que proporcionen resultados significativos para el profesorado.
Para más información…
- Teaching in Focus nº6
- Visite en nuestra página web: TALIS, Estudio Internacional de la Enseñanza y el Aprendizaje
- Profesores y docencia, página de recursos de interés en nuestra web
M. Lorena Pedrajas López (INEE)
Imagen de cabecera: OECD Teaching in Focus nº6
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Todo profesional, y aquí se incluyen los estudiantes, necesita que su trabajo sea convenientemente evaluado y justamente criticado y reconocido; los profesores no son una excepción. El feedback sobre las carencias y logros de la práctica profesional debe incidir en la introducción de cambios e intento de mejorarla. Es un tema muy serio porque de ello depende que la educación evolucione. Es interesante observar que la confianza en nuestro trabajo, la práctica docente y el reconocimiento por parte de la sociedad tienen mayor valor para los profesores que su salario o la bonificación económica (que puede ser mínima o inexistente). Este profesorado tan implicado no debe temer que su práctica sea evaluada y los resultados publicados porque sin estos datos podemos no ser conscientes de dónde estamos cometiendo errores y en qué aspectos deberíamos insistir porque son exitosos. Es descorazonador que, de acuerdo con los resultados de TALIS 2013, la mitad del profesorado de secundaria español considere aquellos un mero trámite administrativo, no un elemento para la reflexión. Algo tenemos que estar haciendo mal (no me refiero sólo a los profesores) y personalmente reivindico el peer coaching (aprendizaje de/con otros colegas mediante la observación regular de sus clases) como un instrumento más de mejora de la práctica docente. Pero las oportunidades hay que crearlas y en ello participar toda la comunidad educativa.
El feedback es un instrumento muy positivo para potenciar el trabajo de un profesor. ¿A quién no le gusta que le reconozcan su trabajo? Siempre que nosotros valoramos positivamente el trabajo y el esfuerzo de un alumno, este mejora de manera exponencial. A los profesores también nos pasa lo mismo. Después de esforzarnos en preparar una clases más motivadoras o de que los resultados de nuestro alumnos mejoren, agradecemos que nos lo digan. Esto generalmente sucede con los alumnos que nos dicen eso de “como ha molado la clase”,
” hoy me he enterado de todo” la menos de las veces de algún compañero o desde dirección.
De acuerdo a lo expuesto en este artículo, el feedback constituye una de las fuentes de información mas importantes para una evaluación continua de la práctica educativa así como de mejora positiva de la misma. Así lo confirman la mayoría de los países de la OCDE donde se recibe feedback por su trabajo y, sin embargo, nos encontramos con que esto no es así en España, según los resultados del último estudio de TALIS, pues muy pocos profesores reciben observación directa en el aula, no suelen ser tutorizados o han sido tutores de otros profesores y tampoco hay ningún tipo de evaluación de su práctica lo que abre una brecha muy importante en el sistema educativo español y nos permite definir una linea de mejora en cuanto a incluir el feedback como una práctica habitual de trabajo entre compañeros así como favorecer el reconocimiento de docentes con mejores resultados.
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Es cierto, Silvia. También es cierto que esta medida debe llevar asociadas consecuencias en la práctica docente. Los pocos profesores españoles que, en TALIS, dijeron recibir esta información también reconocieron, en gran medida, que no cambiaba significativamente su práctica.
Si hablamos de retroalimentación profesional, creo que hablamos de un pilar básico en el desarrollo de la labor docente.
Según TALIS, la fuente más común de retroalimentación son los directores y/o otros miembros del equipo directivo. Esta retroalimentación puede estar basada en encuestas o entrevistas con el alumnado, incluso en diálogo con los padres. Aunque, en mi opinión, la observación de tareas no de aula (cumplimiento de horarios, desempeño de guardias, entrega de documentación etc…) suponen el grueso de retroalimentación de los cargos directivos respecto a los profesores.
La observación en el aula, entendida como del profesor a su alumnado (es decir no externa), me parece fundamental en la retroalimentación del profesor.
En cuanto a los efectos del feedback , comparto la opinión de las tres cuartas partes de los docentes participantes en TALIS, cuando indican que aumenta la confianza como profesor. El cambio en prácticas de enseñanza (organización y metodología) y en instrumentos de evaluación son dos efectos directos. Está claro que la promoción profesional es casi nula a nivel general, al menos aquí en España.
Estoy totalmente de acuerdo con la calificación de trámite administrativo a la búsqueda de la mejora de la práctica docente a nivel de centro (aunque sea a través de los departamentos didácticos).
A modo de conclusión, creo que hoy en día, en España, la retroalimentación que funciona es la observación directa del alumnado en el aula o fuera de ella por parte del profesor (claro que los efectos de este feedback dependen del profesor).
Estoy totalmente de acuerdo con el desarrollo de sistemas de retroalimentación entre compañeros, en los departamentos, en comisiones, para compartir conocimiento, situaciones y tomar decisiones y acuerdos (o elevarlos a los órganos competentes) sobre todos los aspectos de la práctica docente y la organización del centro. La clave, para mí, está en fijar esos sistemas de una manera eficiente; con tiempo, asignándolos en las horas complementarias e intentando minimizar la presión administrativas (las tareas administrativas deben ser secundarias, no principales como en la actualidad). La diversidad, las necesidades educativas especiales debieran llevar registros más simples para el profesorado.
El tema es particularmente interesante, puesto que es una asignatura pendiente todavía en nuestro sistema. Somos reacios todavía a que un compañero entre a observar nuestra práctica, y nos sugiera cambios metodológicos, al igual que todavía no terminamos de aceptar políticas que son de uso común en otros sistemas, como el de Singapur, donde existen evaluaciones del profesorado y este debe reciclarse en función de los resultados obtenidos.
Es conveniente ir abandonando el celularismo que existe todavía en los centros, pues los distintos grupos y aulas no son islas, sino que forman parte de un todo integral.
Me encanta este tema porque para nosotros, los docentes, este es un tema al que prestamos mucha atención. ¿Quién no ha animado a un niño a seguir haciendo las cosas bien tras un buen resultado?, ¿quién no ha puesto un punto verde en lugar de un rojo con el objetivo de cambiar una conducta? Nosotros creemos ciegamente en su funcionamiento, entonces, ¿por qué se queda allí?, ¿por qué no sale del aula y se generaliza a un nivel superior como es del feedback dentro del profesorado? Es curioso comprobar como pensando lo primero no podemos poner en práctica lo segundo.
Afortunadamente, esto que podíamos pensar hace no mucho tiempo, va cambiando y tal y como informa TALIS, estas prácticas ya se tienen en cuenta y un 88% de los profesores dice estar recibiendo feedback positivo sobre su trabajo.
Estoy convencido que si refuerzas el comportamiento positivo que un niño ha tenido en un determinado momento, es más fácil que perdure en el tiempo y, por tanto lo asimile, que si por una conducta incorrecta hubiera obtenido un refuerzo negativo. Entonces, ¿tendrá el mismo resultado entre nosotros? Sí.
A todo el mundo nos gusta escuchar lo que hacemos bien, recibir esa palmadita en la espalda que nos anima, y eso, indudablemente, nos impulsa para hacer las cosas mejor, con más interés y de una manera más profesional. Necesitamos ese feedback y sería muy positivo poder estructurarlo de una manera integral, como apuntan en el artículo, con el objetivo de que todos los profesores encuentren utilidad al proceso y no un simple papeleo.
Yo tenía un compañero que trabajó como profesor en USA y nos contaba que allí las clases están abiertas para todo el que quiera entrar, sea el director del centro, un compañero o un padre. Seguramente habría que regularlo pero me parece una buena manera de aprender entre compañeros. Entrar en una clase y poder observar (siempre desde el punto de vista constructivo, eso sí) nos permitiría aprender de los compañeros, y eso es algo muy importante a lo que no estamos acostumbrados. Muchas veces os maestros y profesores somos egoístas con nuestros materiales, con nuestros trabajos que tanto nos cuesta preparar. Sin embargo, muchos profesores geniales publican sus artículos en internet o te los facilitan en los cursos para que todo el mundo se enriquezca.
Concluyendo ya, vamos a ayudarnos entre nosotros, vamos a aprender los unos de los otros y vamos a enriquecernos todos juntos, vamos a animarnos a seguir haciendo las cosas bien para mejorar, no como un ser individual, sino como un equipo.
Comparto con el resto de comentarios el interés en la observación de la práctica docente y su posterior feed-back. Totalmente de acuerdo en la poca tradicicón que hay en España en este aspecto. Por eso a mi me gustaría destacar que también debemos trabajar en la tarea del observador: ¿cómo se observa una clase para luego poder dar feed-back? Hay otro aspecto que también considero que se debería plantear, ¿puede ser el observador de cualquier materia o es preferible que sea de la misma? Por mi parte de momento, más preguntas que respuestas.