PISA Lectura: acciones educativas para mejorar la competencia lectora en el aula

El Programa para la Evaluación Internacional de Alumnos (PISA) de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) evalúa cada tres años lo que los jóvenes de quince años saben y son capaces de hacer al final de su educación obligatoria. PISA mide los resultados de los sistemas educativos en base al rendimiento del alumnado, dentro de un marco común y acordado a nivel internacional. De esta forma, pretende comunicar acciones educativas eficientes y así orientar las políticas educativas de los países participantes. PISA se centra en tres competencias que son consideradas fundamentales: lectura, ciencias y matemáticas. En cada ciclo, una de estas áreas es el objetivo principal.

En la próxima edición, 2018, será el turno de la competencia lectora. Esta competencia se define como “comprender, utilizar, reflexionar e interesarse por los textos escritos, para alcanzar los propios objetivos, desarrollar el conocimiento y potencial personales, y participar en la sociedad” (OCDE, 2016, pág. 56). Para poder medir esta competencia, PISA ha desarrollado seis niveles de dominio y ha establecido los conocimientos necesarios para alcanzar cada uno de esos niveles, además de las destrezas y las tareas que deben realizar para poder resolver las situaciones planteadas (ver Tabla 1 para un ejemplo del desarrollo de uno de estos niveles).

Tabla 1. Descriptor del cuarto nivel de rendimiento de la competencia lectora

Nivel Límite inferior de puntuación Descripción del nivel de rendimiento
4 553 En este nivel, las tareas que implican recuperar información requieren que el lector localice y organice varios fragmentos de información implícita. Algunas tareas en este nivel requieren interpretar el significado de matices del lenguaje en una sección de texto, teniendo en cuenta el texto en su conjunto. Otras tareas interpretativas requieren comprender y aplicar categorías en un contexto desconocido. Las tareas reflexivas en este nivel requieren que los lectores utilicen el conocimiento formal o público para emitir hipótesis sobre o evaluar críticamente un texto. Los lectores deben demostrar una comprensión exacta de los textos largos o complejos cuyo contenido o forma puede ser desconocido.

Fuente: INEE. (2016). PISA 2015. Programa para la Evaluación Internacional de los Alumnos. Informe español. MECD, pág. 84, Madrid.

Es decir, PISA lectura emplea un modelo lingüístico funcionalista en su conceptualización de la competencia lectora y es por ese motivo que la prueba está preparada para evaluar la producción y compresión de textos. El profesor Lorenzo de la Universidad Pablo de Olavide en su artículo Competencia en comunicación lingüística: claves para el avance de la comprensión lectora en las pruebas PISA publicado en el número 374 de la Revista de Educación, reflexiona sobre la contraposición de este modelo con el modelo lingüístico más tradicional imperante en España. Lorenzo (2016) identifica tres “errores de concepto” en el modelo español: (i) descripción frente a cognición lingüística, (ii) teoría lingüística frente a uso de la lengua y (iii) gramática frente a retórica.

Asimismo, y después de analizar acciones educativas eficientes de países que alcanzan niveles altos de competencia lectora en PISA, Lorenzo (2016) plantea una propuesta global de intervención en el aula de secundaria para la mejora de los resultados españoles en PISA. Esta propuesta global está fragmentada en cuatro medidas que se constituyen por sí mismas en medidas individuales. Estas son:

  • El mapa de géneros textuales. La competencia lingüística es una destreza transversal y, por ese motivo, se deberían formular objetivos lingüísticos en cada asignatura. Un método para conseguir este fin es integrar textos específicos a la asignatura dentro de la programación de la misma.
  • Proyecto Lingüístico de Centro. Al hacer un cambio de enfoque de la oración al texto es importante asegurar el uso práctico de los textos mediante la propuesta de actividades de comprensión.
  • Las escalas de competencia lingüística. El sistema educativo español carece de escalas de progreso con descriptores de uso de la lengua para poder medir los niveles de competencia. Estos ayudan a formular objetivos y determinar la metodología de aula vinculando la actividad de clase a los descriptores de competencia lingüística.
  • El portfolio de textos. Sirve para aplicar una evaluación formativa al alumnado y minimizar el fracaso educativo. A lo largo del curso escolar, el alumno lleva un registro de los textos que va produciendo en cada asignatura y estos son evaluados con diferentes técnicas formativas como, por ejemplo, autoevaluación o corrección en grupo.

 

En resumen, la evaluación trienal de PISA se constituye como una útil herramienta para identificar prácticas educativas eficaces. En este caso nos hemos centrado en la competencia lectora y planteado cuatro acciones innovadoras propuestas por Lorenzo (2016) y que PISA ha demostrado que son eficaces. Algunas de estas medidas ya se aplican en nuestro contexto ya sea a nivel de comunidad autónoma o a nivel de centro. Será interesante observar si la implantación de estas acciones innovadoras mejora los resultados de nuestros alumnos en las próximas pruebas PISA 2018.

El INEE no se responsabiliza de las opiniones aquí expresadas.

Referencias

  • INEE. (2016). PISA 2015. Programa para la Evaluación Internacional de los Alumnos. Informe español. Madrid: Ministerio de Educación, Cultura y Deporte.
  • Lorenzo, F. (2016). Competencia en comunicación lingüística: claves para el avance de la comprensión lectora en las pruebas PISA. Revista de Educación, 374, 142-160.
  • OCDE. (2016). Marcos y pruebas de evaluación de PISA 2015. Ciencias, Matemáticas, Lectura y Competencia financiera. Paris: OECD Publishing.