¿Sueñan las ciudades con su arqueología? Un proyecto educativo sobre los espacios urbanos.

“La ciudad es un libro que se lee con los pies”, cantó el poeta Quintín Cabrera: en educación, además, las ciudades podrían (y tal vez deberían) leerse también con las manos y con la cabeza.

Este es el ambicioso empeño de Bogotá, arqueología del futuro, taller ideado y realizado por Fabiola Uribe (Lunárquicos: práctica experimental de arquitectura para niños) y Jorge Raedó (Osa Menor) en septiembre del año pasado, con alumnos del Colegio Gustavo Restrepo de la localidad Rafael Uribe de la ciudad de Bogotá, dentro del proyecto Civinautas de la Alcaldía de Bogotá.

¿Qué puede tener de estético una ciudad –y más su ciudad– para un niño? ¿Cómo organizar el relato de algo tan inmediato y omnipresente como es el entorno urbano? ¿Qué nuevas lecturas, que nuevas interrelaciones se pueden descubrir entre los múltiples aspectos históricos, artísticos, simbólicos y arquitectónicos, y, en relación con todos ellos, qué función cumple el concepto “patrimonio”? Las respuestas a estas preguntas suponen una movilización general e integrada de las competencias del alumnado, pues la cotidianidad de la vida en la ciudad exige la aplicación continua de estas competencias.

Pero, además, este taller de arqueología urbana, en el que se exponen objetos y trabajos elaborados por  los propios participantes (que, entre otras actividades, dibujan mapas, componen haikus sobre su ciudad, valoran qué debe considerarse “patrimonio” y qué no, realizan un mapa de escalas de los distintos edificios y áreas relevantes  de su urbe y elaboran un mural sobre sus barrios y sectores) supone una magnífica oportunidad de aplicación, estudio y evaluación de algunas de las nuevas competencias a las que la OCDE viene prestando atención desde hace algún tiempo: es el caso, por ejemplo, de la “Resolución Colaborativa de Problemas” o la recientemente evaluada por PISA “Competencia Global” (a las que ya nos hemos referido en el blog del INEE : debido a la complejidad intrínseca de la arquitectura, del diseño urbano y de los múltiples factores e relaciones que se dan continuamente en su seno, estas competencias encuentran en talleres como Bogotá, arqueología del futuro, un instrumento ideal de puesta en práctica de estas competencias.

Y, más allá también de las competencias que evalúan solo aspectos cognitivos, el alumno, al descubrir y comprender el espacio y el tiempo que habita, y asumir su carácter de espacio inevitablemente compartido en el que a cada paso hay que tomar decisiones grandes y pequeñas, toma conciencia de su propia dimensión social, condición necesaria para el desarrollo de las habilidades competenciales relacionadas con el autoconocimiento, la resolución de conflictos, la empatía y otros aspectos de la inteligencia emocional.